La historia se repite. Las nuevas generaciones pasan a las existentes a una velocidad inimaginable.
Si hace unos años éramos nosotros los que sabíamos cómo programar el vídeo para que nuestros padres pudieran graba una película, ahora son nuestros hijos los que nos tienen que enseñar cómo funcionan algunas de las tecnologías con las que no nos atrevemos a interaccionar.
Con la explotación de los datos pasa exactamente lo mismo.
Patrón de conducta
A lo largo de mi vida profesional he tenido la oportunidad de tener reuniones y entrevistas con directivos, cargos medios y empleados de todo tipo de organizaciones. Analizando las respuestas de los diferentes interlocutores, he visto que hay un patrón que se repite muy a menudo. Es el siguiente:
• Si la persona supera cierta edad, suele ser reacio al cambio que supone confiar en los datos para mejorar la toma de decisiones dentro de la organización, su departamento o su día a día.
• Si la persona se encuentra por debajo de cierta edad, está mucho más abierta a incorporar cambios en sus procesos con el fin de obtener mejoras en la toma de decisiones gracias al análisis de datos.
¿Porqué se da este patrón?
Llegados a este punto, mi hipótesis se basa en tres aspectos que considero claves:
- La formación de personas por encima de cierta edad no incluyó en su día el análisis de datos como vehículo para la mejora en la toma de decisiones.
- La reticencia al cambio en personas acostumbradas a lo largo de los años a trabajar de una manera concreta es contraproducente a la hora de incorporar nuevos procesos para la toma de decisiones.
- La inseguridad producida por el miedo a perder esa importancia que la persona pueda tener en la organización al suponer que la toma de decisiones será basada en datos y no en la experiencia de la persona (cuando en realidad, la persona continuará tomando las decisiones, solamente que de forma más informada), hace que se vea el análisis de datos como una amenaza a su puesto de trabajo.
Esto no deja de ser una hipótesis, pero veamos cómo probablemente una persona de menor edad encajaría en cada uno de estos aspectos:
- La formación superior actual incluye en muchos casos pinceladas sobre el análisis de datos y la transformación digital de las organizaciones gracias a las nuevas tecnologías, entre las que se incluyen las herramientas analíticas.
- La reticencia al cambio desaparece a medida que disminuye la edad de la persona, ya que a menor edad es más evidente que la persona debe aprender cosas nuevas, incluyendo nuevos procesos y nuevas maneras de trabajar y tomar decisiones.
- La inseguridad a tempranas edades se produce más por el hecho de no saber y no poder adquirir nuevos conocimientos que por otro hecho. Incluir nuevas maneras de trabajar no hace más que sumar capacidades y habilidades a la persona.
Para poder superar esa barrera que muestra el patrón, es necesario que los empleados reciban la formación adecuada. Esta formación incluye no solamente formación focalizada en los conceptos y herramientas de análisis de datos, sinó también con énfasis en los beneficios que puede suponer para el empleado el hecho de abrazar el cambio. Entre ellos destacan las oportunidades de promoción, mejora en la eficiencia en el trabajo, en los resultados y en la satisfacción en el puesto de trabajo.
Jóvenes, Aunque Sobradamente Preparados
Dando formación en la universidad y en escuelas de negocios he visto hasta qué punto la nuevas generaciones están preparadas. Cierto es que les falta cierta experiencia en muchos casos, pero los conocimientos que tienen algunos de los alumnos que he tenido ha llegado a sorprenderme.
A nivel tecnológico, tienen acceso a una gran cantidad de plataformas y herramientas. Disponen de ordenadores potentes donde poder ejecutar sus pruebas de concepto. Y si necesitan más recursos, los hallan en proveedores de servicios en el cloud.
A nivel teórico, Internet les proporciona todo aquello que necesitan, a menudo de forma gratuita.
A nivel de actitud respecto al análisis de datos, las nuevas generaciones creen en los beneficios que aportan a la toma de decisiones. Han crecido en la era digital. Han visto cómo los asistentes de sus teléfonos inteligentes, tabletas y ordenadores son capaces de utilizar todos los datos que recaban para ofrecerles servicios, para facilitarles tareas y para hacer que su vida sea más fácil, entretenida e interesante. Es por eso que no hace falta convencerles de los beneficios del análisis de datos.
Pero lo mejor de todo es que disponen de tiempo y energía para adentrarse en este fantástico mundo de la analítica de datos. Eso hace que nos encontremos con gente muy capacitada a pesar de su juventud.
Conclusión
La gente joven tiende a estar más receptiva a la hora de incorporar procesos de análisis de datos en la toma de decisiones que las personas de edad superior.
Es posible ayudar a las personas reticentes a incluir la toma de decisiones basada en el análisis de datos, para que se adhieran a esta realidad. Para ello es necesario una formación en diferentes aspectos, incluyendo tanto la tecnología como los beneficios que recibirá la persona.
Las nuevas generaciones han tenido acceso a formación y recursos, y han dispuesto de tiempo para experimentar con los datos. Eso les hace unos firmes creyentes en el análisis de datos. El futuro es suyo.